“Las personas no renuncian a las empresas, sino a los malos jefes.”
Seguro has escuchado esta frase muchas veces. Pero, ¿qué pasa cuando son los propios jefes quienes deciden renunciar?
La pandemia ha cambiado drásticamente el panorama laboral. Los jefes y puestos del C-level ahora enfrentan una mayor presión, atrapados entre las expectativas de los colaboradores y las demandas de los directivos.
➨ De hecho, los gerentes tienen hoy en día un 51 % más de responsabilidades de las que pueden gestionar eficazmente, según Harvard Business Review. Esto significa que, muchas veces, un líder está realizando el trabajo de dos o más personas.
La presión constante que viven y la falta de apoyo ha hecho que sean los más propensos al burnout y, por ende, a renunciar a sus empleos.
Y esta cifra lo confirma: El 46 % de los gerentes de nivel medio podrían renunciar a su trabajo debido al estrés laboral (El Economista).
A raíz de la pandemia, se volvió más relevante cuidar la salud mental de los colaboradores, pero ¿quién cuida de la salud mental y del bienestar de los líderes?
Ser líder es un trabajo duro. Y el estrés no solo afecta su desempeño individual, sino también impacta en sus equipos y en los resultados de la empresa.
Por ello, quiero recordar que…
→ Cuando un buen líder renuncia, se pierde a un miembro valioso con experiencia, habilidades y know-how.
→ Reemplazarlo puede salir más caro que contratar a otro líder que sea de apoyo para equilibrar la carga laboral.
Las empresas deben reconocer el impacto que genera el estrés laboral en la calidad de vida de sus líderes. Cuidar de ellos no solo es justo, sino que también impulsa buenos resultados en las organizaciones.
Fuentes:
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